lunes, 30 de agosto de 2010


Bueno, como la mayoria sabeis hace apenas una horita he llegado a meta, ha sido un viaje largo y en ocasiones duro, los ultimos dias han tenido un ritmo frenetico y no he dado a basto para escribirlo por lo que os pido paciencia. De momento os dejo aqui un trocito mas.

Parte XII

A pesar de que trato de evitar repetir el error cometido en Mashad, la situación se repite. No tengo la menor idea de donde alojarme y tras varios infructuosos intentos de lograr alguna orientación al respecto, acabo a merced de un taxista que en un paupérrimo ingles me hace entender que conoce un hotel barato.
Al poco de comenzar el trayecto, nuestra prearia comunicación me lleva a pensar que me he metido en un lío.
Mis instintos hacen saltar la alarma y le insto a aclarar cuanto pretende cobrarme y cuanto cuesta su “cheap hotel”. Sus respuestas evasivas y poco claras evidencian mis temores, evidentemente no piensa cobrarme el precio acordado.

Casi tengo que saltar en marcha cuando entre gritos y una terrible tensión le exijo detenerse en el arcén.
Tras unos larguísimos minutos y algo más que un susto, allí estoy yo, en algún lugar a las afueras de una gran ciudad, noche cerrada y un mal rato de categoría a la espalda.
Con los bártulos también a la espalda, comienzo a caminar por las desérticas “calles” en dirección a donde intuyo puede estar el centro.
Poco a poco las calles adquieren relativa normalidad y comienza a haber algunos viandantes que no parecen muy interesados en comunicarse conmigo. Rondan las 12 de la noche y la fauna que encuentro no es la más adecuada para prestarme ayuda.
Finalmente un joven solitario que según luego me explica se dirige a casa me ayuda en la búsqueda de alojamiento. El primer intento sobrepasa mis posibilidades, así que en un desesperado segundo intento acabo en una barriada cercana alojado en una txabola que deja al zulo de Mashad a la altura de la suite del Rich.
Estoy increíblemente cansado, los últimos días han tenido para mí demasiadas horas y los cambios horarios me tienen descolocado. Lleno de miedo me encierro en mi saco tras (a consejo del chico y la arrendadora) atrancar debidamente la puerta, en un intento de no tocar la mugrienta cama, refugiarme de los gritos que se cuelan desde el exterior y tratar que alguno de los extraños bichos que habitan en la estancia (similares a largos ciempiés aplastados) decida colarse en mi espacio vital.
Por suerte, el cansancio acumulado logra que la agonía dure poco.
Me despierto descolocado en aquel escenario propio de las más desagradables películas de terror, uno de esos alienígenas bichos repletos de patas cruza la pared a una velocidad de vértigo y la imagen me produce un escalofrío que me recorre la columna.
Me asomo al pseudo baño y a punto estoy de salir corriendo, pero 3 días de calor y viajes hacen del aseo una urgencia así que tratando de pensar en otra cosa, hago de tripas corazón y me lanzo al ataque.

Es difícil que un dia que comienza en la morada de Freddy Cruger rodeado de pequeños y repulsivos aliens no mejore, por lo que evidentemente lo hace.

Salgo a la calle y comienzo a caminar tratando de continuar la tarea de la noche anterior, la ciudad no es especialmente bonita pero resulta infinitamente mejor que mashad. A la luz del día, la gente de esta ciudad es mucho más amable pero solo hablan ruso, como mi ruso es igual a 0 me dedico a comunicarme por gestos y sonidos. En tan solo un par de intentos logro llegar a la estación de tren, no veais lo bien que me sale el sonido del mismo. Ahora mi ruso es igual a 0 + tren.

Tras largo rato tratando de entenderme con los empleados de la estación, finalmente me decanto por comprar un billete para Oskemen que parece ser la única opción para salir hoy de esta ciudad en la dirección que me interesa. A las 20,37 me embarcaré en un viaje de 23,5 horas que al menos me ahorrara una noche de hotel. No son ni las 11 por lo que tengo todo el dia para pasear.

Perdido por las calles y parques el dia transcurre sin contratiempos, el sol acompaña y la hora de tomar el tren llega facil.
El tren no está nada mal, resulta un tren cama relativamente comodo y completamente lleno, la gente muy sociable me bombardea con preguntas que no logro entender por lo que pasamos las horas jugando a un peculiar pictionary tratando de comprender las procedencias e historias de cada uno.
Uno de los “vecinos” me invita a pasar la noche en su casa cuando lleguemos a Oskemen, el problema de la estancia en esta ciudad parece solucionado. La noche se hace pesada, el calor y el exagerado traqueteo del convoy se suma al transito de gente haciendo difícil el descanso, cuando amanece la cosa no mejora, el aburrimiento llena cada rincon del vagón y mirar el paisaje no ayuda mucho ya que a pesar de su belleza resulta increíblemente monotono, son ya demasiadas horas de desierto.



viernes, 27 de agosto de 2010

Kaixo!
Escribo esta entrada fugaz desde mitad de mongolia. Ya he llegado hasta aqui y la cosa pinta muy bien, me he adherido al equipo "from lost to the river" de barcelona y la idea es acabar el rally juntos. En 5 o 6 dias llegamos a ulaan baatar, hasta entonces dudo que vuelva a tener internet ni cobertura. una vez alli os actualizare lo que falta de la historia. Un saludo y gracias por vuestro apoyo.

lunes, 23 de agosto de 2010

Parte XI:

Unas horas después, tras unos minutos de siesta y múltiples apoyos por parte vuestra, salgo de nuevo a la calle mochila en mano en dirección a la terminal de autobuses. Con los ánimos recuperados y preparado para lo que tenga que venir, tomo el autobús que me llevara hasta Teherán. El autobús no está nada mal pero no sobra el espacio y apenas logro descansar en las casi 14 horas que dura el trayecto. Una vez en Teherán y en vista de que ningún autobús va a mi aeropuerto, comienzo una dura batalla para lograr un taxi que me lleve a un precio razonable, no solo por que no me gusta que me tomen el pelo sino porque apenas me queda dinero iraní.
El aeropuerto Imam Khomeni es grande y nuevo, pero como todos los aeropuertos resulta terriblemente aburrido. Las 11 horas de espera pasan lentas y pesadas así como las 2 y media del retraso que trae mi vuelo. Realmente no me importa pq tengo un transbordo de otras 15 horas y lo mismo me da esperar aquí que alli, el unico problema es que me estoy durmiendo de pie.
Por fin embarcamos y con esfuerzo logro mantenerme despierto hasta que nos traen la comida, apenas hhe comido y no pienso desaprovechar la ocasión de comerme el arroz con algo y la mustia ensalada con su solitario pepinillo.
Tras esto, duermo de un tirón hasta que nos avisan para el aterrizaje. El paisaje desde el avión es impresionante, altísimos picos nevados y glaciares asedian inmensos altiplanos y lagos donde al menos desde mi posición no alcanzo a ver rastro humano.
Al llegar a la terminal descubro que el vuelo ha durado 3,5horas y que en este tiempo han pasado de ser las 2 a ser las 10.30 de la mañana, las noches son cortas de camino al sol naciente.

Este aeropuerto resulta ser un tanto peculiar, no puedo quedarme en suelo internacional para hacer el transbordo y tampoco tengo visado para entrar en china por lo que la situación se complica un poco acentuada por la falta de ningún documento físico que acredite mi vuelo a kazajstán.
Tras un buen rato, me ponen un sello en el pasaporte, me dan un papelote y me dejan marchar tranquilamente, si alguien quiere colarse en china sin visado ahí tiene una formula sencilla
Desgraciadamente, no pienso aprovechar la coyuntura, las pocas ganas de pasear con la mochila a cuestas, el riesgo de poder perder el vuelo por no volver a tiempo y el cansancio son razones suficientes para contentarme con un paseo alrededor del edificio y poder decir “Yo estuve en china”, aunque no sé si realmente puedo incluirlo en la lista de paises.

A pesar de que la espera se hace larga, este aeropuerto rasulta menos aburrido, las dos ultimas horas de espera entablo conversación con el unico viajero europeo que he visto en todo el dia, un Austríaco en mitad de un interesantisimo viaje en solitario.

jueves, 19 de agosto de 2010


Una entradita rapida:

Ya estoy en el aeropuerto de Teherán esperando el avion que dentro de unas 10 horas despega hacia Almaty con escala en algun lugar de china, estoy conectado a una red que no sé de donde es así que voy a ser breve para no meterme en lios.

Ya he salido de aquella deprimente ciudad, toda la noche en el bus ha sido duro pero ni con mucho lo que me esperaba. Ahora en el aeropuerto la cosa es mas tranquila, el aire acondicionado ayuda a poder respirar, el ramadam no se aplica a los viajeros así que aqui puedo comer y beber y con toda la ayuda y el apoyo que he recibido durante ayer y hoy estoy otra vez al 100% y dispuesto a comerme el mundo. MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS/AS!!

También aprovecho para felicitar al equipo "pá amb tomaquet" que ha llegado a meta de una pieza.

Gracias a todos, os debo una cena o una macrofiesta para agradeceros todo!

miércoles, 18 de agosto de 2010

Bueno, aquí os dejo la continuación de la historia hasta el dia de hoy y el momento de ahora.

Parte IX:

A pesar de que Armenia es un país precioso digno de visitar, sus volcánicos paisajes de tonos marrones tímidamente teñidos de verde no parecen estar a la altura de las increíbles vistas de la jornada anterior. No obstante, sus carreteras en mucho mejor estado nos conducen hasta Jerevan con relativa comodidad, allí termina el viaje para Matt que llega al aeropuerto con tan solo 20 minutos de margen para embarcar. Echaremos de menos su optimismo y su peculiar sentido del humor.
Tras la despedida, reemprendemos la marcha en dirección a la frontera iraní que no alcanzaremos hasta el día siguiente. Sorprendentemente y tras casi 2 días de monótonos paisajes las últimas horas en Armenia nos obsequian con increíbles carreteras de montaña que elevándonos a más de 2.500m nos ofrecen espectaculares vistas.
Ya en la frontera, una nueva sorpresa viene de la mano de las autoridades armenas que presentan todo tipo de trabas absurdas para abandonar el país haciéndonos pasar hasta 5 controles distintos. La entrada a Irán en cambio, donde sí esperábamos encontrar problemas debido sobre todo a sus estrictas normativas y restricciones se da relativamente fácil.
En Irán, más off road desde el principio, al más puro estilo Mongol Rally recorremos los más de cien kilómetros que nos separan de Tabriz por caminos de tierra a la zaga del nissan patrol que muy amablemente se ha ofrecido a guiarnos tras encontrarnos perdidos en la nada. Es viernes y llegamos a este país en pleno ramadam, el sol ha caído hace ya unas horas y encontramos la ciudad sumida en el kaos mas absoluto, multitudes se desplazan en coche, en moto o a pie haciendo caso omiso de cualquier norma de trafico y del sentido común convirtiendo las calles en complicadísimas pistas de obstáculos que al más puro estilo Nintendo hemos de sortear.

Inmersos en el irracional caos circulatorio, un coche repleto de jóvenes con la música a tope nos profiere todo tipo de incomprensibles berridos, no es ni con mucho el único pero en este caso hay algo que llama nuestra atención, entre la estridente música y los ininteligibles graznidos, se alza una voz que en un perfecto ingles nos saluda cordialmente y nos ofrece su ayuda. La incomparable amabilidad Iraní que desde la propia frontera nos ha acompañado, nos guía a través del descomunal atasco hasta un especie de feria. No hay Pubs en Irán y el alcohol está terminantemente prohibido por lo que los días festivos (y los viernes lo son) los jóvenes se concentran en los enormes parques poblados por infinidad de variados chuiringuitos.
Tras degustar las especialidades locales y con la insistencia que les caracteriza, nos invitan a su casa donde tras un buen rato de charla nos quedamos a dormir.

En ramadam está no solo religiosa sino también legalmente prohibido comer ni beber nada durante las horas de sol. No obstante y a pesar de ello nos preparan el desayuno tradicional que tomamos bajo su atenta mirada, ya que a excepción de uno de ellos, el resto se abstiene.
Con éstos mables guías locales, paseamos por el enorme bazar de ésta ciudad que según comentan es el más importante del país. Entre sus muros de más de 700 años, bañados por los mas variados olores observamos atónitos los magníficos tapices y alfombras que con tanta razón fascinaron a los mercaderes europeos de otra era.
De nuevo, obligada comida con la familia de uno de ellos y de nuevo también nosotros comemos mientras ellos miran. No es fácil sentirse cómodo en esta situación ni saber agradecer tanta atención, pero ellos están encantados con nuestra presencia.



Parte X:

A lo largo de los siguientes días, recorremos el norte de irán pasando fugazmente por Teherán y Sari y llegando finalmente a la frontera Turkmena.

Un par de horas y los trámites de salida parecen estar listos. Equipo y ambulancia cruzamos a Turkmenistan donde iniciamos los trámites de entrada pero…
Algo sucede de pronto, uno de los militares que nos acompaña se dirige a mi alterado agitando mi pasaporte y haciendome señas chapurrea a gritos algo como: “English no problem, spanish NO!!”

Atúrdidos por la repentina reacción tratamos de comunicarnos y encontrar una solución, pero ni tan siquiera logramos una explicación ya que entre empujones y gritos tratan de llevarme a territorio iraní. A duras penas logro convencerles de que necesito mis cosas que se encuentran en el interior de la ambulancia y estrechamente vigilado y presionado por uno de ellos preparo apresurada y torpemente la maleta.
Con todo este jaleo apenas queda tiempo para hablar con mis compañeros, resulta casi imposible volver a meter la ambulancia en irán y van muy justos de tiempo por lo que sin tiempo para darle mas vueltas la decisión se toma sola. Me vuelvo solo a irán.

Varias horas después y ya bastante agobiado logro volver a entrar en irán, la frontera está en mitad del desierto así que tomo un taxi hasta mashad. No es buena idea plantarse en una ciudad como esta sin saber a donde ir. El taxista me abandona y me rebota a otro “taxi” que sin hablar ni papa de ingles me lleva donde le viene en gana.
Me siento fatal, mi moral está por los suelos, mi mongol rally se ha ido x el desagüe y yo me he quedado aquí, en una ciudad hostil donde constantemente tratan de sangrarme. Apenas he comido (ramadam), he dormido fatal, las tarjetas de crédito no funcionan, mi movil está sin batería y he olvidado el cargador en la ambulancia,…

La situación me supera, tengo los nervios a flor de piel pero he de mantener la calma. Compro un cargador de movil, localizo una habitación (hagamos un esfuerzo para llamar así a este agujero) a precio de oro y salgo a buscar internet. Tras un buen rato dando vueltas consigo conectarme en un hotel y comienzo a buscar posibilidades. Más de una hora después me rindo, no he encontrado nada. Los aviones hacia Kazajstán y Rusia son demasiado caros y tomar barcos o autobuses me llevaría demasiados días. Solo he encontrado la posibilidad de volver vía Berlín.

Me retiro a mi agujero, el sol se ha escondido y por fin puedo comer algo, cargar el movil y al menos avisar al mundo de mi situación.

Por suerte siempre hay gente dispuesta a ayudar y mientras yo trato de deshacer el nudo de mi estomago y calmar mi congoja encuentran una nueva posibilidad, me duermo de puro agotamiento tratando de encontrar el camino adecuado.

Me despierto temprano, recojo, me aseo y salgo de nuevo en busca de internet el condendado filtro iraní lo pone dificil y solo 2 posibilidades son dignas de tomar en cuenta vuelo directo desde Mashad a Barcelona y vuelo con escala de Teherán a Almaty.
- Quiero seguir el rally pero me encuentro moralmente destrozado y además no creo poder permitirme volar a Kazajstán, continuar el rally y después volver.

- Solo en esta ciudad que trata de comerme y donde todo parece estar prohibido me muero por ganas de volver a casa y solo pensar que en unas horas podría estarlo es una tentación demasiado fuerte.

Finalmente y cediendo a las presiones de todos los que desde allí me empujáis a seguir decido comprar el vuelo a Kazajstán. Tomar esta decisión implica pasar el dia aquí, 14 horas de bus, 11,30 horas por Teherán o en el aeropuerto con la mochila a cuestas, 15 horas de escala en yoquesédonde y una vez en el destino esperar a que el equipo llegue en un plazo aceptable.

Decido pasear y tratar de quitarle el asco que le he tomado a esta ciudad pero tras hora y media de vueltas no consigo sino aborrecerla aún más por lo que decido refugiarme mi “hotel” donde he negociado quedarme hasta las 8 de la tarde a un precio muy superior al que merece.
Me encuentro fatal, el paseo me ha dejado peor y cada vez tengo mas claro que debía haber tomado el vuelo de vuelta. Trato de tranquilizarme escribiéndoos los hechos de las ultimas horas, pero a cada rato las lagrimas vienen a mis ojos y es que es duro tener un mal día solo en un sitio como este.

martes, 17 de agosto de 2010


Bueno, interrumpo la linea de sucesos para comentaros que me encuentro atascado en Iran, lo explicare con más detalles mas adelante pero os lo resumo:

El equipo "emergenci disco relief" conmigo dentro, hemos llegado por fin a la frontera turkmena, tras todos los tramites de salida y ya en terreno de turkmenistan, me han hecho coger mis cosas apresuradamente y volver a iran. No he conseguido saber la razón por la que mis compañeros han pasado y yo no, pero la cosa es que tras varias horan intentando volver a entrar en iran he tomado un taxi hasta mashhad con la intencion de tomar una decisión sobre el futuro de mi viaje.
Lamentablemente y tras un buen rato buscando formas de saltar a kazajstan o rusia, no lo he conseguido y volver a casa via Berlin parece la unica opcion asequible.

Os informare cuando pueda.
Gracias por seguirme!!
Parte IIX:

Si la entrada a Turquía ya fue una odisea, la salida y entrada a Georgia la dejan a la altura del betún. La interminable caravana bajo el sol y con una humedad insoportable era solo el comienzo. Papeleos y vueltas seguidos de larguísimas colas, policías maleducados y cientos de turcos estresados (por todos son conocidas las buenas maneras y la organización de los turcos en estas situaciones) convierten el hecho de pasar la frontera en algo cercano al milagro.

Un brindis tras la hazaña y relajadamente nos plantamos en Batumi, bonita ciudad a orillas del mar negro con importante afluencia turística. Nos resulta bastante fácil encontrar un hotel aceptable a buen precio. Por fin una cama y un lugar donde estar a menos de 40ºC.


Atrás queda el mar negro, por delante unos cientos de kilómetros hasta Jerevan (Armenia) que pretende ser nuestro destino del día, con lo que no contamos es con que lo que en el mapa aparece como una carretera principal, resulte ser en la practica una carretera pobremente asfaltada que nos conduce entre curvas y baches al interior del país atravesando pequeñas poblaciones y grupos de casas cada vez mas pequeños. La serpenteante carretera se transforma gradualmente en una bacheada y prácticamente intransitable pista forestal por la que entre saltos agujeros y riachuelos avanzamos lentamente durante casi seis horas.
El camino resulta terrible, probablemente a ninguno se nos hubiese ocurrido ver por allí más que un tractor o tal vez algún viejo land rover y sin embargo allí estábamos brincando como conejos con nuestra cada vez más destartalada ambulancia.
La dureza del camino resulta un precio muy bajo a cambio de los increíbles paisajes que se muestran ante nuestros atónitas miradas. Pegados al cristal, con la sonrisa en la cara y los ojos enrojecidos de no querer siquiera pestañear cruzamos varios valles y montañas. Si alguien cree haber visto ya su paisaje favorito probablemente cambie de opinión si pasa por aquí. La simplicidad con que vives los pobladores de esta zona y lo felices que parecen en mitad de aquellos increíbles paisajes le hacen a uno plantearse cosas.
Poco a poco vamos descendiendo por el pedregoso camino que se vuelve poco a poco menos intransitable, vehículos y personas comienzan a aparecer de forma menos esporádica y los pueblos recuperan dimensiones para poder considerarlos tal cosa.
Cuando las carreteras vuelven a serlo, volvemos a tomar un ritmo normal pero hemos abandonado la idea de llegar a Jerevan, quizás con suerte lleguemos a la frontera de Armenia.

Si creéis que la típica frontera mexicana con cuatro maltrechos barracones que vemos en el cine solo existe en las películas estáis equivocados, esa frontera con sudorosos tipos que con cara de aburrimiento pasean sus metralletas de un lado a otro enfundados en gastados trajes de camuflaje se encuentra en Armenia. La escena al mas puro estilo mariachi ofrece al asunto un tono guasón pero no por ello dejamos de desesperar ante las largas horas de papeleo. Son ya las…. No tengo ni idea de cual es la hora local pero calculamos que serán cerca de las 2 cuando logramos cruzarla y a escasos kilometros acampamos, en apenas unos minutos todos caemos rendidos, ha sido un dia duro y son muchos los paisajes las caras y los hechos que asimilar.

martes, 10 de agosto de 2010

Esta entrada no sera lo extensa que me gustaría y en lugar del habitual texto tendrá un formato distinto. Espero que disfrutéis de estos entremeses que he colgado en youtube.



Hasta pronto!!

Empecemos por el principio.



No sé por que extraña razón, al comenzar a narrar esta aventura elegí 3 caminos simultáneos.
Por un lado abrí este blogg para que pudieseis seguir mis pasos, por otra comencé una cadena de e-mails que algunos recibís de vez en cuando y por ultimo llevo un diario de viaje mas o menos al día. El caso es que no puedo llevar tantas cosas parecidas a la vez por lo que he decidido fusionar de alguna forma los mails y el blogg.
El primer paso consiste en colgar aquí los mails anteriores de forma que quienes me siguen por este canal puedan ponerse al corriente de lo acontecido hasta ahora.

" En cada viaje, los días antes de partir se amontonan y entre preparativos, despedidas y demás uno se ve en el ultimo momento sin poder hacer la mayor parte de las cosas previstas (incluido preparar la maleta). Pues bien, el comienzo de mi viaje no fue ninguna excepción y apenas unas horas antes de partir me encontraba preparando la maleta incapaz de imaginarme lo que me esperaba.

Con los ánimos a tope y dispuesto a comerme el mundo (realmente Asia central) me encuentro en el port vell de Barcelona con la mochila a la espalda, la sonrisa en la cara y dispuesto a encontrar un equipo.
Las horas pasan y el astro rey no da tregua alguna, los 40 equipos dispuestos en la salida se reafirman una y otra vez en su negativa de llevarme siquiera hasta Praga. La sonrisa de mi cara comienza a disiparse mientras la tensión crece dentro de mi.
Salida oficial, los equipos toman salida uno tras otro sin dejarse ablandar por mi insistencia. Las posibilidades se agotan lentamente, apenas una docena de coches y ninguna respuesta afirmativa.
Mi cara refleja la desilusión que me llena, en mi cabeza solo una frase, ¿Solidarios? ¡Y una mierda!
Sabia que era difícil lograrlo, pero esperaba al menos salir de Barcelona, desolado apuro mis últimos intentos. Nada.

Cabizbajo y con los ojos enrojecidos veo partir los últimos vehículos cuando el equipo “pa amb tomaquet” se apiada de mí, su abarrotada nissan vanette no da mucho de sí por lo que me veo obligado a abandonar mi mochila, probablemente hubiese tenido que reflexionar sobre esta decisión, pero la emoción del momento decidió por mi. Tan solo 4 coches en el parking y un par de minutos para encontrar alguien dispuesto llevarme el equipaje hasta Praga. Hay suerte a la primera, el equipo portugués “Barceloninhos” embarca mis pertenencias en un arcaico Peugeot 505.

Acurrucado, rodeado de mochilas y con lo puesto de equipaje trato de asimilar lo sucedido, por fin puedo decir ¡El Mongol Rally ha comenzado!


Parte II

El corazón de los integrantes de pa amb tomaquet parece no tener fin y durante casi dos días me dan de comer, me facilitan donde dormir y me llevan con ellos. Incluso me dejan pilotar a “blanquita” durante 400km.
Lyon, Karlsruhe, Stutgart, Nürnberg, Pilsen, Praga y finalmente …

Son más de las 8 cuando llegamos a la zona de acampada, el lugar está repleto y apenas se echan en falta media docena de equipos entre los cuales está el portador de mi mochila.
Unos minutos para instalarnos, saludar y salir hacia la fiesta, momento en el que aparecen el equipo portugués con mi equipaje. Mucho mas tranquilo trato de disfrutar de la fiesta y sacar partido a las relaciones sociales, pero lamentablemente no logro ninguna de las dos.
El sol emerge entre los árboles haciendo brillar el rocío que todo lo cubre y otorga al lugar un resplandor casi mágico, son pocos los supervivientes de la fiesta pero la inquietud de tener que buscar equipo me empuja a madrugar. Lentamente los equipos van despertando y comienza un lento goteo de vehículos que parten rumbo a la capital mongola, no pierdo ocasión para mendigar una plaza pero la conocida tonadilla de “no tenemos sitio” no cesa de sonar.
Es extraño, pero tengo la sensación de haber vivido ya algo parecido, quizás en otra vida?
He preguntado a prácticamente la totalidad de los equipos, sacando un increíble rendimiento a mi aletargado y paupérrimo ingles sin lograr mi objetivo. Alguna vaga oferta de recogerme en Turquía, Armenia o Rusia son el único trofeo.
A falta de nada mejor, me embarco en un coche que a regañadientes me acerca a Praga donde habré de tomar una decisión pero de momento tratar de llegar a Estambul tiene todos los boletos.

Apenas un kilómetro y ya estoy mochila en ristre de vuelta a la zona de camping, una curiosa oferta de llevarme a Budapest a cambio de mecánica no merece ser desaprovechada así que… logro poner en marcha el aparato y allá vamos!

Parte III

La “disco ambulance” es al igual que sus dueños bastante peculiar. Lejos de estar preparada para el mongol rally, este aparato de mediados del cretácico se encuentra equipado con un sinfín de luces de colores y una aterradora cantidad de Watios de sonido. Desgraciadamente, su antiquísima mecánica de 3.2 litros genera la misma cantidad de sonidos extraños que el refinado equipo de sonido.

Entre pequeñas averías y múltiples tonterías avanzamos a través de Alemania, Austria, Eslovaquia y Hungría donde he de apearme.
Los factores se alinean de una forma extraña y las circunstancias me llevan a reengancharme a la “AmbuDance” apenas un día después de haberla dejado.
Abandonamos Hungría y nos adentramos en Croacia, atravesamos Bosnia y de nuevo Croacia. Tras un par de dias visitando Zagreb, Split y Dubrovnik, llegamos a Montenegro donde los integrantes de mi nuevo equipo tienen un plan bastante peculiar. Enfundados en trajes caros y habiéndose hospedado en el hotel Bellavista, se dirigen al casino “Queen of Montenegro” donde se rodó la famosa película “casino royal” de la saga de James Bond con la intención de emular de alguna forma al mítico personaje.

Tanto Croacia como Montenegro resultan ser increíblemente bonitos, las constantes mezclas entre mar y montaña dan lugar a toda suerte de paisajes imposibles. Repletas de ciudadelas fortificadas y bellísimos cascos antiguos, sus ciudades bañadas por las azules aguas del adriático, fácilmente podrían haber sido fruto de la imaginación del más embelesado de los poetas pero como siempre sucede, no todo resulta tan bonito como nos gustaría y también estos lugares de ensueño padecen una terrible enfermedad que amenaza con pudrirlos lentamente. La masificación turística y la desmesurada explotación del mismo convierte las ciudades en hervideros de gente adinerada y tiendas de souvenirs, las playas en clubs privados que olvidando la belleza propia del entorno tratan de forma burda de emular las costas caribeñas y todo el litoral en laberínticos cultivos donde cómo si de mitosis se tratara crecen inmensas torres plateadas y enormes apartahoteles.

Parte IV

Impresiones:
Nunca imaginé así el Mongol Rally, pasear por las paradisíacas playas del adriático o comer en un refinado restaurante de la ciudad de Zagreb no entraban de ningún modo en mis previsiones para ésta aventura. Pensar que el notablemente superior poder adquisitivo de mis compañeros de aventura pudiera ser compatible con mi condición de mochilero tampoco era posible, pero si algo me está enseñando este viaje es que los prejuicios solo existen en nuestras cabezas y que solo hay que querer para lograr que las cosas funcionen.

Mientras el resto de los equipos del rally se encuentran ya atravesando Asia central en su afán de alcanzar la meta, nosotros seguimos dedicados a chapotear en toda playa que aparece o a perdernos por las calles de cada ciudad, cosa que a pesar de agobiarme a veces, me hace reflexionar sobre el verdadero sentido del viaje. Y esque la recompensa no se encuentra en llegar, sino en cada paisaje, cada situación y cada vivencia que encuentro por el camino y que quedara en mi para siempre.
Hace tan solo unos días me encontraba con las manos llenas de ilusiones que se escapaban entre mis dedos. Con la mochila repleta de esperanzas que entre todos me ayudasteis a llenar partí sin saber muy bien a donde y es aquí donde la persistencia, las ganas de aventura y vuestro inestimable apoyo me han traído, porque “jamás se llega tan lejos como cuando no se sabe a donde se va” y ya me encuentro más lejos de lo que hubiese podido creer.
Queda todavía mucha aventura y es muy probable que durante la misma tenga que pasar malos ratos pero creo que si el sueño acabara mañana ya hubiese sido todo un logro que quiero compartir con todos los que de una u otra forma habéis contribuido a llevar a cabo.




Parte V

El décimo dia desde el comienzo de mi viaje, abandonamos Montenegro que invitándonos a volver nos muestra su cara mas bonita con increíbles paisajes lejanos al turismo.
Albania es nuestro siguiente destino. Este país apenas nos sorprende, carreteras sin asfaltar, casas semiconstruidas y coches viejos era nada mas y nada menos que lo que esperábamos. Los paisajes se vuelven más áridos y la atención de sus habitantes se centra únicamente en tratar de engañarnos, cosa que indudablemente consiguen una y otra vez. A pesar de todo, es un lugar que recomendaría visitar, eso sí con la recomendación de traerse consigo moneda local ya que su interpretación del cambio resulta bastante peculiar.

Ya en la siguiente jornada y tras una alegre acampada fronteriza, atravesamos Macedonia con la única intención de llegar a Grecia. Aun a pesar de que al pensar en Macedonia uno no pueda evitar la imagen de un gran recipiente de fruta, no encontramos pedazos de piña ni naranja rodando por las calles, en su defecto, descubrimos un país moderno i occidental que mantiene un relativo equilibrio entre modernidad y tradición. Sus precios asequibles, la amabilidad de sus gentes y la hermosura de sus paisaje nos cautivan y entramos en Grecia lamentándonos de no habernos quedado algún día mas.

De una sentada nos plantamos en Thesalonika, el buen estado de sus carreteras y la buena señalización contribuyen a ello, pero por el camino…

Es día 4 de Agosto y como tal, es la fecha indicada para llevar a cabo uno de los pequeños objetivos de mi particular Mongol Rally.
Txapela en ristre me apeo de la ambulancia en aquella solitaria área de descanso, mientras ante la atónita mirada de mis compañeros de viaje comienzo a saltar y bailar entonando alegres cánticos. Con el semblante desencajado por mi extraña conducta aceptan de buena gana cuando de mi bolsillo saco sendos habanos y se los ofrezco al tiempo que trato de explicarles la situación.
La cerveza fluye y los habanos se consumen lentamente, los cuatro habitantes de la ambudance cantan y bailan alegres en Grecia y solo cabe decir: Gora Celedon!!


Parte VI

Los siguientes días trascurren con normalidad, tranquilidad, kilómetros y muchísimo calor son la tónica dominante. Nos encontramos en Turquía tras la dura prueba que supone cruzar su frontera, turismo y más kilómetros hasta llegar a Estambul donde una nueva vivencia digna del Mongol Rally nos sorprende.
La ciudad de Estambul parece no tener fin, kilómetros y kilómetros de caóticos barrios quedan atrás dejando paso a nuevas barriadas igualmente caóticas que comienzan a desesperarnos.
Es bien entrada la madrugada cuando tras largas horas perdidos entre callejuelas tratando de encontrar alojamiento, vamos a parar a una calle poco transitada donde con los ánimos un tanto encendidos decidimos acampar.
Sentados en un bordillo tratando de relajar la situación con un trago en la mano, sacamos los mapas y comenzamos a trazar la ruta para los próximos días. Nuestro intento se ve truncado por la insistencia en ayudarnos de un transeúnte que pasea a su perro. El pobre hombre no habla ni media palabra fuera del turco y hace caso omiso a nuestras indicaciones de “no problem”. En su obstinado intento por brindarnos ayuda, efectúa una breve llamada que en cuestión de segundos hace aparecer a 5 jóvenes de extrañas pintas que chapurreando ingles tratan de continuar la tarea de su empecinado amigo.
A partir de este momento, los hechos adquieren un tono surrealista digno del mismísimo Tarantino. 2 coches de policía aparcan en mitad de la calle y se unen al jolgorio.
Mapas, papeles y voces de todos los idiomas se mezclan con gestos y dibujos en una alocada gesta por resolver nuestro inexistente problema, mientras el dueño del perro al margen del gallinero observa la escena con semblante indiferente.



Parte VII

Turkia nos sorprende a todos por su extensión, cuando uno la observa en un mapa ni con mucho aprecia el tamaño real de este territorio. Varios días conduciendo 7 y 8 horas y aún nos queda al menos una jornada. Pero no es solo su extensión lo que nos asombra, la variedad y la riqueza de sus paisajes, sus gentes y su cultura nos ofrecen un inesperado regalo. En cada parada la amabilidad de la gente, sus ganas de comunicarse por encima de las barreras lingüísticas, de mostrarnos su vida y sus costumbres suponen un obsequio para nuestros sentidos.

Desde los áridos campos del interior hasta las tranquilas costas del mar negro, pasan ante nuestros ojos todo tipo de paisajes. Tropicales bosques, rocosas montañas o bastas extensiones de cultivos aparecen y desaparecen en cada jornada dando la impresión de haber recorrido continentes enteros en solo unas horas.

A principios del siglo XXI, nos encontramos con una Turquía en constante cambio, sus coloridas urbes se tintan lentamente de colores ajenos, nuevas culturas enriquecen la suya propia en contraste con la quietud de los pequeños pueblos.
En su acelerada carrera por entrar en la UE, la mayor parte de su infraestructura se encuentra en proceso de renovación y la proliferación de vías rápidas entre las principales ciudades supone un enorme salto en lo que al transporte se refiere."